KENPO IPN

Nadie sabe a ciencia cierta como y cuando se originaron las artes marciales. Desde que el ser humano tuvo la necesidad de defenderse, tanto de animales salvajes, del medio, como de otros seres humanos, diseñó métodos de defensa para salvaguardar su seguridad y la de su gente. El Kenpo en general es un arte marcial que va evolucionando constantemente; prueba de eso es que existen tantos estilos actualmente.El estilo de Kenpo que se ha practicado originalmente en el IPN es el Di Er Dai Kenpo, que fue creado por el profesor Mac. Cimas (†). Fueron muchos los cinturones negros que se graduaron en este estilo, de los cuales solo los profesores Arturo Ferra en la ESIME Azcapotzalco y Francisco F. Bautista en la ENMyH, siguen enseñando el estilo original del Profesor Cimas, el original Kenpo IPN.

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NO ERA IDIOTA

Yagyu Tajima No Kami tenía un mono como mascota. Éste asistía a menudo a los entrenamientos de los discípulos. Siendo por naturaleza extremadamente imitador, este mono aprendió la manera de coger un sable y de utilizarlo. Se había convertido en un experto, en su género.
Un día, un Ronin (Guerrero errante) expresó su deseo amistoso de confrontar su habilidad en el manejo de la lanza con Tajima. El Maestro le sugirió que combatiera primero con el mono. El visitante se sintió amargamente humillado. Pero el encuentro tuvo lugar.
Armado con su lanza, el Ronin atacó rápidamente al mono que manejaba un shinai (sable de bambú). El animal evitó ágilmente los golpes de la lanza. Pasando al contraataque, el mono consiguió acercarse a su adversario y golpearlo. El Ronin retrocedió y puso su arma en una guardia defensiva. Aprovechando la ocasión, el mono saltó sobre el mango de la lanza y desarmó al hombre. Cuando el Ronin volvió avergonzado a ver a Tajima éste le hizo la siguiente observación:
- Desde el principio sabía que usted no era capaz de vencer al mono.
El Ronin dejó de visitar al Maestro desde ese día. Habían pasado varios meses cuando apareció de nuevo. Volvió a expresar su deseo de combatir con el mono. El Maestro, adivinando que el Ronin se había entrenado intensamente, presintió que el mono se negaría a combatir. Por lo tanto no aceptó la petición de su visitante.
Pero éste insistió y el Maestro acabó por ceder.
En el mismo instante en el que el mono se puso frente al hombre, arrojó su sable y emprendió la huida gritando.
Tajima no Kami terminó por concluir:
- ¿No se lo dije? No lo iba a vencer...
Poco tiempo después, gracias a su recomendación, el Ronin entró al servicio de uno de sus amigos.