KENPO IPN

Nadie sabe a ciencia cierta como y cuando se originaron las artes marciales. Desde que el ser humano tuvo la necesidad de defenderse, tanto de animales salvajes, del medio, como de otros seres humanos, diseñó métodos de defensa para salvaguardar su seguridad y la de su gente. El Kenpo en general es un arte marcial que va evolucionando constantemente; prueba de eso es que existen tantos estilos actualmente.El estilo de Kenpo que se ha practicado originalmente en el IPN es el Di Er Dai Kenpo, que fue creado por el profesor Mac. Cimas (†). Fueron muchos los cinturones negros que se graduaron en este estilo, de los cuales solo los profesores Arturo Ferra en la ESIME Azcapotzalco y Francisco F. Bautista en la ENMyH, siguen enseñando el estilo original del Profesor Cimas, el original Kenpo IPN.

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Tal armero, tal arma

"El sable es el alma del Samurai", nos dice una de las más antiguas máximas del Bushidô, la Vía del guerrero. Símbolo de virilidad, lealtad y coraje, el sable es el arma favorita del Samurai. Pero el sable, en la tradición japonesa, es algo más que un instrumento terrible, algo más que un símbolo filosófico. Es un arma mágica. Arma que puede ser benéfica o maléfica, según la personalidad del forjador y del propietario.
El sable es la prolongación de los que los manipulan, se impregna misteriosamente de las vibraciones que emanan de sus seres.
Los antiguos japoneses, inspirados por la antigua religión Shinto, conciben la fabricación del sable como un trabajo de alquimia en el que la armonía interior del forjador es más importante que sus capacidades técnicas. Antes de forjar una hoja, el maestro armero pasaba varios días meditando y después se purificaba practicando abluciones de agua fría. Una vez vestido con hábitos blancos ponía manos a la obra, en las mejores condiciones interiores para crear un arma de calidad.
Masamune y Murasama eran dos hábiles armeros que vivieron al comienzo del siglo XIV. Los dos fabricaban unos sables de gran calidad. Murasama, de carácter violento, era un personaje taciturno e inquieto. Tenía la siniestra reputación de fabricar hojas temibles que empujaban a sus propietarios a entablar combates sangrientos o que, a veces, herían a los que las manipulaban. Sus armas sedientas de sangre rápidamente tomaron famas de maléficas. Por el contrario, Masamune era un forjador de una gran serenidad que practicaba el ritual de la purificación para forjar sus hojas. Aún hoy día son consideradas como las mejores del país.
Un hombre que quería averiguar la diferencia de calidad que existía entre ambas formas de fabricación, introdujo un sable de Murasama en la corriente del agua. Cada hoja que derivaba en la corriente y que tocaba la hoja del sable, fue cortada en dos. A continuación introdujo un sable fabricado por Masamune. Las hojas evitaban el sable. Ninguna de ellas fue cortada se deslizaban intactas bordeando el filo como si éstas no quisiera hacerles daño.
El hombre dio entonces su veredicto: - La Murasama es terrible, la Masamune es humana.